Mundo Violeta
  El último San Valentín
 


Llega el día fatídico, el día en el que quisiera, por encima de todo, desaparecer.
Naturalmente, me refiero al día de San Valentín. Sí, como lo oyen, San Valentín.
¿Que por qué? Porque estoy ya harta de este día.
En primer lugar, ¿cómo se va a regalar flores si hace un frío terrible? Seamos realistas, es Febrero y por ello es casi imposible conseguir flores, por eso las floristerías las ponen por las nubes. Especialmente a las rosas rojas, que no sé lo que tendrán.
Y luego, es detestable ir a cualquier sitio y, vaya donde vaya, se encuentran las parejitas felices y acarameladas. Por favor, qué original... Aunque tal vez estoy siendo demasiado irónica, ¿no? Perdón, no puedo evitarlo... es mi naturaleza, los que me conocen ya saben cómo soy.
De todas formas, ¿es que existe un día especial para querer a alguien? ¿Si quieres a alguien no lo quieres igual todos los días o es que porque las modas lo dicen tienes que quererla más el día catorce de febrero?
No le encuentro ningún sentido a este día, nada de especial.


Podéis llamarme fría y poco romántica, y lo soy, lo reconozco. Pero es porque yo ya me he decepcionado bastante en esta vida.
Aunque creo que me comprenderéis mejor si os cuento mi historia.


Todo comenzó hace tres años, yo tenía los dieciséis recién cumplidos, toda una adolescente ya. En mi clase todos estaban revolucionados, como cada San Valentín. Ya sabéis, las típicas locas por conseguir un novio que saben que las hará sufrir.
Por suerte yo tenía pareja desde hacía aproximadamente dos años, tuve la gran fortuna de encontrar a alguien estable. No era el más guapo, ni el más inteligente, pero puedo asegurar que su corazón era el más puro. O eso al menos pensaba.


Llegamos juntos a clase como cada día, nada fuera de lo normal. Siempre iba cada mañana a buscarme para irnos juntos caminando al instituto, todo un caballero.
Le di mi regalo de San Valentín: chocolates preparados por mí misma. La tarde anterior me había encerrado en la cocina manchándome entera de chocolate con tal de prepararle unas chocolatinas como regalo de San Valentín. Sonrió y me extendió un oso de peluche con un lazo rojo de terciopelo. Le di un pequeño beso en agradecimiento y todo fue pura magia, permanecimos mirándonos a los ojos fijamente, hasta que el profesor de turno carraspeó para que nos percatáramos de su presencia.


Los problemas comenzaron a la hora del recreo.
Me disculpé de no poder pasar el descanso con mi chico porque debía arreglar unos papeles sobre mis becas con las que puedo pagarme la mayoría de mis estudios.
Casi al final del recreo, terminé el papeleo y me dirigí por el pasillo hacia el lugar donde habitualmente estábamos mi novio y yo. El conserje sonrió al verme. Reconozco que ese día incluso yo misma me veía hermosa.
Mis cabellos rubios habían sido cuidadosamente rizados y peinados. Un elegante pero cómodo vestido rosado y blanco complementado con medias blancas y zapatos con un poco de tacón constituían mi indumentaria de aquel día.


Y entonces lo vi... No daba crédito a mis ojos. Los labios que supuestamente eran sólo míos, ahora parecían pertenecerle a ella, mi mejor amiga. Se cubrían ligeramente con la melena pelirroja de ella. Parecían felices juntos.
Arrojé al suelo el almuerzo que había preparado para nosotros dos, haciendo un estruendo descomunal para que se percataran de que los había descubierto.


Dolor... Sentí un enorme dolor... Nunca me olvidaré de la opresión que ejercí sobre mi corazón.
Era la decepción más grande de mi vida.
Tal vez hubiera sido menor de haber sabido que llevaba con ella un año más que conmigo. Y me hubiera dolido mucho menos si una semana antes no me hubiera propuesto en matrimonio.


Hoy, de nuevo es catorce de febrero. Y tengo 19 años. Hoy es el día en que me hubiera casado.
Puedo asegurar que aquel fue mi último San Valentín.


Y ahora que lo reflexiono, es mejor así.
 
  He tenido 11197 visitantes (18298 clics a subpáginas) que han tenido la curiosidad de venir  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis